En muchas ocasiones, cuando salimos con nuestros perros (a cazar, a la montaña, a pasear…) se pueden producir situaciones que, de no tener un veterinario cerca, podrían provocar que nuestros animales sufrieran daños importantes e incluso llegar a morir. A continuación se van a describir algunas de estas situaciones y lo que podemos hacer para asistir a nuestros compañeros hasta que podamos acudir a la clínica más cercana.
Existen muchas urgencias que no pueden ser atendidas por el propietario (dilatación-torsión gástrica…) por lo que, cuanto antes sea llevado a un veterinario, mayores posibilidades tendremos de que salga adelante.
En primer lugar debemos conocer las constantes vitales de los perros en condiciones normales:
-Temperatura corporal: 38-39ºC. La podemos tomar mediante un termómetro, introduciendo el extremo en el recto.
-Frecuencia respiratoria: 20-40 respiraciones por minuto. Se constata observando el movimiento del tórax.
-Frecuencia cardiaca: en razas grandes 70-120 pulsaciones por minuto; en razas pequeñas y cachorro puede llegar a las 220 pulsaciones por minuto. El pulso lo podemos tomar fácilmente en la cara interna del muslo.
-Mucosas: deben ser rosadas. El color de las mucosas se observa en las encías; interior de párpados y mejillas; y vagina principalmente.
SITUACIONES MÁS FRECUENTES:
-Golpe de calor. Muy común durante el verano. Perros desentrenados, mantenidos en coches o remolques (en caso de cazadores) con altas temperaturas. El animal se encuentra en estado de shock por un aumento incontrolado de la temperatura corporal (puede llegar a los 42 ºC) que supera la capacidad de los mecanismos compensatorios para disipar el calor. Algunos de los síntomas son: aumento de la frecuencia respiratoria, hiperventilación, aumento del ritmo cardiaco, mucosas secas y muy enrojecidas, hipersalivación y actividad mental alterada (estupor, incoordinación, depresión, convulsiones y coma), debilidad, vómitos, diarrea y puntos rojos en las mucosas y piel. El riesgo de muerte del animal puede llegar a ser alto. El tratamiento debe ser lo más rápido posible. Lo primero sería intentar disminuir la temperatura del animal (hasta 39-39.5ºC), ponerlo en una sombra y mojar con agua templada (muy importante), la zona de la cabeza y orejas especialmente y el resto del cuerpo. Podemos masajear la parte inferior de las extremidades para favorecer la circulación. Superada la primera fase de estabilización del animal, habría que desplazarlo al veterinario más cercano, ya que, aunque parezca que el perro se ha recuperado, las complicaciones (septicemia, arritmias cardiacas, oliguria…) llegan entre 3 y 5 días después. Consejo: ¡PREVENCIÓN! no llevéis a los perros al límite, hay que saber parar a tiempo; no dejar a los animales encerrados en los coches sin ventilación, tanto en verano como en invierno; dar de beber frecuentemente.
-Shock. Es un estado asociado a determinados procesos que se manifiesta con una descompensación cardiocirculatoria, que de no corregirse rápidamente, puede provocar fallo multiorgánico y muerte. Las causas más frecuentes pueden ser: golpes fuertes, hemorragias, reacciones anafilácticas (alergia), patologías neurológicas y cardiacas, intoxicación, deshidratación y descargas eléctricas. Los síntomas más comunes son: mucosas pálidas, decaimiento, temblores por disminución de la temperatura corporal, miembros fríos, pulso bajo, respiración superficial, defecación y micción involuntaria, vómitos y finalmente colapso. Ante esta situación se deberá mantener al perro caliente (manta), tranquilo y tumbado de lado, con la cabeza estirada para mantener las vías aéreas abiertas y acudir inmediatamente al veterinario más cercano para estabilizarlo.
-Fracturas. Pueden ser debidas a caídas, golpes, atropellos… Antes de nada, conviene poner un bozal al perro, ya que cualquier animal ante el dolor puede tender a morder incluso a su dueño. Si sospechamos de fractura en la columna vertebral, el daño es muy importante y puede provocar una parálisis de la zona posterior de la fractura. El traslado de estos animales debe realizarse con mucho cuidado, sobre una manta o tela entre 2 personas. Para las fracturas de extremidades, se puede intentar inmovilizar la zona con una venda. Si la fractura es abierta (el hueso desgarra la piel y sale al exterior) y existe hemorragia, lo principal es controlarla mediante compresión con gasas hasta que remita la hemorragia y posterior vendaje. Posteriormente se trasladará al animal al veterinario para que reduzca la fractura, y en caso de atropello, valorar posibles problemas asociados (rotura de bazo, rotura de diafragma…).
-Intoxicación. Si existe sospecha de ingestión de cualquier tóxico (plantas recién fumigadas, cebos envenenados, anticongelante del coche, veneno para las ratas…), ya sea porque hemos visto a nuestro perro comerlo o bien porque presente síntomas tales como vómitos; diarrea; hemorragia nasal, presencia de hematomas, dificultad respiratoria, intolerancia al ejercicio (raticidas), lo primero que debemos hacer es intentar identificar la sustancia y recoger una muestra para llevarla al veterinario. Seguidamente tendremos que valorar cuando ha ingerido el producto para tomar la decisión de provocarle el vómito o no.
Sólo le provocaremos el vómito cuando:
1.Hayan transcurrido entre 30 y 60 minutos de la ingestión, tras este tiempo, el tóxico puede que se haya absorbido.
2.La sustancia NO sea un ácido fuerte (presente en productos químicos para piscinas, limpiadores, líquido para limpiar el cañón de armas de fuego, anticongelante del coche) o álcali fuerte (lejía, desatascadores de tuberías, amoniaco, detergente de lavavajillas, baterías de botón)
3.La sustancia NO es un derivado del petróleo (gasolina)
4.El animal está consciente, alerta y cooperativo.
Para inducir el vómito podemos utilizar agua oxigenada al 3% vía oral, a la dosis de una cucharada por cada 10 kg. Otras alternativas son la sal y la mostaza. El vómito se producirá entre los 10-15 minutos tras la administración.
En el caso de ácidos y álcalis fuertes, se aconseja llevar al animal lo más rápido posible a una clínica veterinaria para administrarle el tratamiento oportuno (lavado gástrico, carbón activado…)
-Picaduras de serpientes, de insectos y contacto con gusanos de procesionaria. Lo que hay que intentar hacer primero es averiguar qué animal ha sido el que ha provocado la reacción alérgica al perro.
En el caso de avispas y abejas no existe peligro para el perro, excepto si son picaduras masivas o que el animal sea alérgico al veneno (reacción anafiláctica) y la picadura se haya producido en la zona de la cabeza. En este caso, puede producirse una inflamación generalizada de la zona, llegando incluso a dificultar la respiración.
En cuanto a las serpientes, en España las que pueden darnos problemas son las víboras. Si no hemos visto la mordedura, podremos diferenciarla de la picadura de un insecto porque observaremos en la zona lesionada dos orificios correspondientes con los colmillos. Esta herida normalmente supura y no coagula, además el veneno tiene efecto necrosante progresivo en los tejidos, que va extendiéndose, por lo que una actuación rápida es fundamental. Es importante que el animal esté lo más tranquilo posible, ya que el estrés aumenta la circulación sanguínea y por lo tanto la absorción del veneno. No se aconseja en ningún caso la aplicación de torniquetes ni cortes en los tejidos para eliminar el veneno.
Los gusanos de procesionaria es una oruga que hace sus nidos en los pinos en primavera. Posee unos pelos con efecto urticante a modo defensivo que provoca irritación en piel y mucosas al contacto. Es frecuente que nuestros perros (especialmente los cachorros) por curiosidad se acerquen, e incluso se las metan en la boca, provocándoles rápidamente jadeos, babeo excesivo e intentos de rozar el hocico con el suelo para aliviar el picor. Si no se trata rápidamente puede llegar a necrosarse parte de la lengua. Lo primero que tenemos que hacer en este caso es abrir la boca del perro (siempre con guantes) y lavarla con abundante agua o suero fisiológico, sin frotar, para eliminar los pelos que hayan podido quedar en la lengua.
En los tres casos (insectos, serpientes y orugas), el tratamiento más efectivo es la administración inmediata de CORTICOIDES (Urbasón) vía intramuscular a dosis de 5-10 mg/kg. Para cazadores es aconsejable acudir a su veterinario para que le enseñe a inyectar a su perro vía intramuscular.
Después de haber atendido de primera urgencia al perro es necesario ir al veterinario para que revalúe el caso, porque especialmente en el caso de picaduras de víboras y gusanos de procesionaria necesitarán de un tratamiento más largo y completo.
-Cortes y heridas. Pueden ser provocadas por peleas con jabalíes (cazadores), con otros perros, cristales, alambradas, etc. En general, la sangre impresiona, y más si es abundante, por lo que es muy importante que nos tranquilicemos para que hagamos las cosas bien.
El factor que hace que una herida pueda ser una emergencia es la hemorragia; el resto, la inflamación, infección..., pueden ser controlados más tarde. Pero si la hemorragia es grave la vida del animal puede correr peligro. Por lo tanto ante cualquier herida lo primero que hay que intentar controlar es la sangre, aplicando presión en la herida para frenar la hemorragia y favorecer la coagulación. Si la herida es importante, podremos meter gasas que taponen la salida de sangre y una vez controlado, la vendaremos. Si se tiene coagulante en polvo podéis aplicarlo con las gasas en la herida para que favorezca el proceso.
En cuanto tengamos la situación contralada habrá que acudir al veterinario para que la sangre perdida pueda ser recuperada (fluidoterapia, transfusiones), se limpie bien la herida y se le trate en función de su origen.
En lo referente a la caza mayor (principalmente jabalí), es sabido por todos que los propietarios tienen “kits de emergencias” muy completos, incluso llegan a anestesiar, suturar y administrar antibióticos a sus animales. En mi opinión es un error, ya que las heridas de jabalí se infectan mucho y es muy importante limpiarlas y desbridarlas adecuadamente, preferentemente en un lugar aséptico (quirófano) con el animal correctamente anestesiado y con la medicación adecuada. Es preferible vendar y trasladar inmediatamente al veterinario.
-Parada cardiorrespiratoria (PCR). Generalmente la parada respiratoria precede a la cardiaca. Puede producirse en muy diversas circunstancias: durante un proceso anestésico, en la calle, en casa, en la consulta veterinaria… Las causas pueden ser: por insuficiente aporte de oxígeno, dolor, hipotermia, alteraciones electrolíticas, tensión demasiado alta o demasiado baja, arritmias y enfermedades cardiacas.
Los signos específicos de PCR son: ausencia de pulso, dilatación de pupilas, mucosas azuladas (cianóticas), falta de respiración, inconsciencia, flaccidez muscular…
Ante esta situación, lo primero que debemos plantearnos es si el animal respira, si está consciente y si le late el corazón.
Si está consciente, respira y le late el corazón debemos ponerle en posición de seguridad en un lugar ventilado, esto es: con la cabeza más baja que el resto del cuerpo, apoyado de un costado (preferiblemente del derecho), extraer la lengua, quitar el collar y esperar un rato a que se recupere.
Si el perro está inconsciente, no respira y no le late el corazón deberemos proceder a la Reanimación Cardiopulmonar
Protocolo de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) A-B-C (Airway-Breathing-Circulation):
El objetivo principal de la RCP consiste en restaurar y maximizar la perfusión coronaria y cerebral con sangre oxigenada.
Se debe colocar al animal en la posición de decúbito lateral derecho (es decir, con el costado derecho apoyado en el suelo) sobre una superficie dura y estable (suelo).
A-Vías aéreas: lo primero que hay que hacer es despejar la vía aérea, abriendo la boca y retirando cualquier posible obstrucción (dientes rotos, lengua vuelta hacia atrás, moco…) e hiperextender la cabeza.
B-Ventilación: se extiende la cabeza hacia atrás y se cierra la boca. A continuación con nuestra boca cubriremos la nariz del animal y exalaremos. Las insuflaciones serán cortas y fuertes. El tórax del animal deberá elevarse si se está haciendo correctamente.
C-Circulación: en perros grandes (>15 kg) se realizarán compresiones fuertes y firmes con la parte dura de la palma de las manos, sobre las costillas justo detrás de la articulación de la extremidad delantera (escápulo-humeral), zona de proyección cardiaca. En perros < 15 kg, se deberá tener más cuidado con la fuerza aplicada, siendo suficiente utilizar la mano derecha para el masaje, mientras que la izquierda nos sirve para sujetar al perro por la columna.
Si sólo hay una persona para realizar la RCP, debe alternar la ventilación y el masaje cardiaco del animal, administrando 1 insuflación seguida de 5 compresiones. Si hay dos personas, deberán realizarse 2 insuflaciones seguidas de 5 compresiones. Se comprobará la ausencia o retorno del latido cardiaco y si tras 20 minutos no lo recupera, las probabilidades de éxito son bajas.
La frecuencia será de 80-100 compresiones/minuto.
BOTIQUÍN
- Gasas
- Vendas elásticas
- Tijeras
- Pinzas
- Esparadrapo
- Guantes de látex
- Agua oxigenada
- Yodo (Betadine) o clorhexidina
- Termómetro
- Urbasón (ampollas)
- Rehidratante oral (tipo acuarius o powerade)
- Agujas y jeringuillas de un solo uso
- Suero fisiológico
- Manta
Además de estos productos, es aconsejable llevar siempre un teléfono móvil, un bozal y los números de teléfono de los veterinarios de la zona en la que vayamos a estar.
Por último comentar que ninguno de estos procedimientos reemplaza la atención veterinaria, son una serie de consejos y maniobras para evitar que la situación empeore hasta que nuestro animal sea atendido por un profesional.
Articulo de Nerea Ollero Olvera, Licenciada en Veterinaria y socia de la AEBW.